Del animismo a la consulta actual por depresión

La psicología y psicoterapia, son disciplinas relativamente recientes respecto a otras ramas del conocimiento y del que hacer profesional humano, pero su objeto de estudio e intervención se remonta a los principios de la relación del hombre con lo desconocido. La psicología es entendida como el estudio de la vida mental y conductual del hombre, su origen y evolución hasta nuestros días comprende tres periodos fundamentales: animista, filosófico y científico (1).

El periodo animista corresponde al hombre de las comunidades primitivas, en donde el mito y el ritual constituían los pilares fundamentales para la concepción del hombre y la tierra en el cosmos. Este periodo es el más largo, y vamos teniendo indicios de lo que fuera, gracias a la arqueología, mitología y antropología. Cabe aquí destacar que es justo en  este periodo donde el hombre empieza a vincular con el más allá, donde se genera esa relación del hombre con las deidades del cosmos, aspectos contundentes que pautan las formas de funcionamiento del mundo. De este periodo en su constitución real solo quedan indicios, que han sido descubiertos, constatados, recopilados y revisados dentro del marco de grandes estudios que derivan de la experiencia en trabajo de campo (2).

Es curioso ver como hasta el día de hoy se extiende cierto predominio animista en tratar con lo desconocido. Nos encontramos con todo un repertorio de prácticas auxiliares con las que queremos hallar o poseer salud, bienestar, amor, dinero y equilibrio: desde el uso de amuletos y prácticas de clarividencia, hasta grupos de encuentro neo-místicos y neo-chamánicos. Como sujetos, participamos en vida sosteniendo la tensión de grandes fuerzas principalmente de carácter contrario o antagónico; la mente o la psique, al conllevar un principio dinámico de mediación y autorregulación de estas fuerzas (3) no se anula en asimilar el mundo, ya que está justamente presente entre lo visible e invisible, y entre lo consciente e inconsciente de todo lo existente. Por más que el modelo científico siga evolucionando como lo ha hecho hasta ahora, algo primitivo en la psique sigue perviviendo, sobre todo en una mente, que al estar complejamente constituida, va a seguir recurriendo a lo imaginativo para procurar adaptarse a los cambios en la continuidad y transformación del  mundo.

Lo que podemos rescatar respecto del animismo es el efecto simbólico de todo lo mítico y primitivo aquí y ahora. Si alguien siente internamente, casi que desde una convicción profunda, que ubicar un ojo turco o un dragón en cierta parte de su casa u oficina le traerá protección o fuerza, es mejor que lo haga, ya que al hacerlo se entra en la experiencia simbólica, la cual va a tener un efecto o importe de energía psíquica que favorece al sentido de una pauta inconsciente, que en este caso se corresponde  con la protección ante lo maligno y la fuerza vital.

Cuando traemos estos elementos del pasado primitivo, e importamos sus atuendos, recetas y expresiones para fines del presente y en otro contexto ajeno al originario, se puede caer de todas maneras en una suerte de vacío de significado, ya que no hay ese efecto que en lo simbólico sí se presiente en donde el objeto esta “preñado” de significado. Bajo la confusión, necesidad y muchas veces promesa exigida de hallar bienestar, las personas compran múltiples cosas y servicios que a la larga terminan en la bodega de los objetos olvidados, y en donde el síntoma retorna con más intensidad de mal estar.

La psique, es tan antigua como la primera imagen mental del hombre y tiene un sentido conservador que puede hacer regresar a un individuo o a una comunidad a formas primitivas de sobrevivencia y adaptación. Esas formas no desaparecen de la vida mental y potencial de acción del hombre, ya que son los primeros motivos y pautas de relación y reacción respecto a lo desconocido. Por ejemplo, en una depresión que alguien pudiera estar atravesando, podríamos evidenciar una pauta que obedece al motivo mítico-simbólico de la muerte sacrificial y el renacer. En tiempos primitivos, existieron ritos sacrificiales como maneras de permitir al ser humano el paso de un estado de existencia a otro, estos acontecimientos comprendían principalmente el nacimiento, la pubertad, el matrimonio, la coronación y la muerte; el sentido de pérdida real, debía ser ubicado dentro de un marco -espacio ritual- para que esa existencia prosiguiera su curso dentro de un todo más seguro y contingente.

En los estados depresivos existe lo que se conoce como la perdida del sentido vital, en donde el individuo, que se constituye mental y corporo-emocionalmente, al no tener los referentes adecuados para orientarse psíquicamente en la pérdida o sentido de cambio y muerte, termina confundiéndose existencialmente. De ahí que la persona portadora de esta confusión no quiera continuar viviendo, le cueste estar despierta y atenta, no sienta interés en cuidarse y nutrirse, como si tuviera que replicarse de una manera concretizada en el propio cuerpo el sacrificio de lo que ya no puede sostenerse en la vida.

Al no poder entender qué es lo que realmente esta pasando aquí –en este proceso-, y que no solo le pasa a uno exclusivamente sino que es algo propio de la condición humana, muchas personas se complejizan: al estar tan identificadas con la voluntad de poder, se culpan y recriminan por no poder “ser felices como los demás”. Es así como  muchas personas que llegan a padecer trastornos depresivos y del ánimo sin haber sido previamente o debidamente diagnosticados, van configurando otros  cuadros  sintomáticos, con el fin de lidiar con esa tensión entre Eros y Thanatos, entre seguir viviendo y tener que morir. Aquí podemos evidenciar e imaginar muchas formas en como “nos cortamos las venas”, por ejemplo a través del consumo compulsivo, la procrastinación, la autoindulgencia o la dependencia emocional.

Consultar por depresión no surge solamente bajo el no tener ya ganas de seguir viviendo. Hay que entender que lo que aquí se evidencia, son procesos psíquicos y anímicos que se han configurado en la vida misma, a través de la propia experiencia histórica y del sino o destino (4) que indica un factor de desarrollo presente y futuro pero además una relación con el trauma, la falta y la muerte. La psicoterapia de la depresión es un camino de revitalización que se lleva a cabo en un espacio seguro, el cual requiere de cierta habilidad y cuidado por parte del psicólogo y un grado de disposición e involucramiento por parte del paciente. El proceso mismo del deprimir no es algo que emerge de repente, es más bien algo que va mostrando signos muy variados que incluso no se asocian comúnmente con depresión; si se identifican con tiempo y dentro de un ambiente de seguridad y confianza, esto podría ayudar a reencausar la energía psíquica en un sentido más acorde con el amor a la vida.

Referencias Bibliográficas:

(1) García Restrepo Luis E (1996). El Desarrollo de los Conceptos Psicológicos. Una Introducción a la Historia de la Psicología. Bogotá: Editorial Limusa.

(2) Frazer J. G. (2019) La Rama Dorada. Magia y Religión. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Eliade M. (2022) El chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtasis. Ciudad de                México: Fondo de Cultura Económica.

Campbell J. (2020) Las Máscaras de Dios. Mitología Primitiva. Girona: Atalanta.

(3) Jung C.G. (2015). La Dinámica de lo Inconsciente, OC, Vol 8. Madrid: Trotta.

(4) Hillman J. (1998). El Código del Alma. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.

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